Vacas, burros, mulos, gallos, gallinas, perros y ovejas, rebaños y rebaños de ovejas y corderos. Aromas de té, incienso, menta, comino, especias, muchas especias. Y balidos, rebuznos, aullidos, cacareos y músicas y griteríos de gente. Masas de gente que van y vienen agrupadas como nubes cargadas de lluvia.
A pesar de ser vecinos tan cercanos es realmente un mundo el que nos separa, y adentrarse en Marruecos supone muchas cosas a la vez. Pero sin duda supone transportarse en el tiempo. Viajar al pasado. A pesar de la evidente irrupción tecnológica que arriba de Occidente, todavía perduran las tradiciones y las formas transmitidas durante siglos de padres a hijos.
En el campo y la montaña la vida es muy básica y sencilla. Aquí habitan los bereberes, primeros habitantes de Marruecos, gente tranquila y amigable que apenas se mezcla con los árabes, mucho más interesados en el negocio y el dinero y que se acomodan principalmente en las ciudades. Las zonas rurales desprenden paz, harmonía y equilibrio. A uno se le permite sentir la naturaleza con libertad. Rocinante carece de prohibiciones allá por donde va y quiere detenerse, mientras que la gente sólo se acerca para desearnos una buena noche en el bosque o la playa. Encender un fuego con respeto sigue siendo algo muy natural. Aquí todavía no han llegado las restricciones y prohibiciones por defecto.
El burro, la mula, la bici o el ciclomotor son los vehículos oficiales, mientras que las familias siguen elaborando los productos de su alimentación diaria . Todo se produce de forma natural y “se hace a mano”. Como se ha hecho durante siglos. En definitiva, tal y como nosotros definimos en Occidente nuestra novedosa tendencia de “producción ecológica”.
Por el contrario, el mundo urbano es una locura. Personas, animales y máquinas se amontonan y hacen ruido por igual. De imaginarlo, podría pensarse que se trata de un teatro ambulante con su guión y sus actores. Sin embargo, se trata de un auténtico espectáculo original y corriente al mismo tiempo, pero cargado de exotismo a los ojos europeos.
Camiones cargados mucho más allá de sus límites, desafiando al mismísimo Newton y sus leyes gravitacionales, imanes llamando al rezo, aguadores profesionales, toneladas de frutas, huevos y verduras a cada paso, animales diseccionados en plena calle, expuestos al aire, al sol y todos los elementos… Un simple paseo termina resultando agotador: demasiados estímulos excitantes para la mente europea, demasiado acostumbrada al orden y las reglas.
Por su parte el Sáhara Occidental es un territorio enorme, cuya situación política todavía no ha sido definida internacionalmente. Sus habitantes históricos, los saharauis, reclaman la proclamación de su propia patria, independiente, pero actualmente se trata de un territorio administrado por Marruecos por declaración unilateral: pesca, petróleo y ultra ricas minas de fosfatos son las razones para la defensa a ultranza por parte de Marruecos de este territorio como propio. Aquí se percibe por muchas partes la influencia de la presencia española hace tan sólo unas décadas.

Geográficamente se trata de un territorio desértico, muy ventoso, casi deshabitado. Apenas hay aldeas y sólo los beduinos se atreven a asentarse con sus tiendas en tierras tan inhóspitas. Son gente muy tranquila y amigable, que ama su tierra y no consideran por nada del mundo abandonar su desierto. En la costa, más de mil kilómetros de playas salvajes y puras, paradisiacas. Dunas y dunas de arena blanca y amarilla., el océano de colores verde y turquesa y por todas partes la soledad. Aunque eso sí, con la presencia constante de los vientos Alisios. Sus únicos habitantes: militares vigilando la salida de pateras y cayucos hacia las costas canarias.
Todo un mundo y esta aventura no ha hecho más que empezar. Para los intrépidos viajeros que se han adentrado en África, éste no es más que el principio de la aventura. De hecho, muchos de ellos consideran Marruecos como una simple estribación de Europa. Dicen que la verdadera África comienza más allá de sus fronteras, al sur. Mauritania, allá vamos.
Es un lujo leerte Juancar…hacéis q en cierto modo estemos viajando con vosotros!!.. en cada post me estáis haciendo participe de todo lo q estáis viviendo..si hasta casi he podido oler todo lo q ibas describiendo!!!
Mil besos para los dos !!!… y espero vuestro próximo escrito!!!..😘😘😘