Cartas a Macarena I

Utiel, un mes antes de partir

¡Maca!

¿Cómo estás? ¿Qué tal todo por Chile?

[…]

Parece mentira que el tiempo pase tan rápido, ¿verdad? Cuando este viaje tomó forma lo veía lejos, en otro horizonte… Creo que nunca pensé que nos iríamos de verdad.

Sin embargo, se aproxima la fecha y las semanas se van convirtiendo en días, que pronto se transforman en horas… Y el día de partir llega. El tiempo vuela cuando estás dentro de una rutina, aunque esa rutina sea la de preparar un gran viaje.

Trato de imaginar el día que nos vayamos, diciendo adiós a todo y a todos. Va a ser duro… Dicen que el paso más difícil es tomar la decisión y fijar una fecha, pero ¿cómo de difícil va a ser girar la esquina de casa pensando “no sé cuándo os volveré a ver”? Creo que lloraré hasta caer rendida.

Y es que no es fácil desprenderse de las personas que amas. Es justo en ese momento cuando dudas y te dices “¿esto es lo que realmente me hace feliz?”. No es fácil elegir y tú mejor que nadie lo sabes. No nos enseñan a pensar y a tomar decisiones… Es mejor dejarse llevar y seguir con la rutina.

[…]

Muchas veces me pregunto quién seré a la vuelta, Maca. Me pregunto qué haré, cómo me sentiré o si volveré pensando en que era mejor no haberme ido. A veces tengo miedo al creer que puedo volver sin haber alcanzado una meta que tampoco sé cuál es.

Sin embargo, todas mis dudas desaparecen cuando pienso en el presente, en el ahora y me doy cuenta de que aunque no sé quién soy, sé que soy feliz.

Y quizá por eso me encuentro con personas que me miran desde otro planeta, desde una realidad paralela, que no se toca pero se ve y me lanzan palabras como trabajo, obligaciones, pensiones, hipoteca, asentar…

Tratan de envenenar mi sonrisa. Hasta yo misma lo hubiera hecho hace unos años, cuando trabajaba cincuenta horas a la semana y derrochaba lágrimas las restantes.

[…]

Maca, quiero vivir la vida de verdad.

Quiero contarle a mis hijos que la vida nos pertenece y tenemos la posibilidad de vivirla al máximo, o que se aprende de las personas y no de los libros que nos leen las personas.

Quiero ayudar y sentirme útil en un mundo que no mueve nada a cambio de nada, pero que está lleno de gente buena y anónima.

Quiero poner al límite mis capacidades para darme cuenta de que no soy lo que he estudiado, sino lo que estoy aprendiendo.

Voy a ser feliz.

Por eso me llaman valiente. Por sentir y querer experimentar, por escucharme y hacer caso a mi corazón y no a mi estatus. Pero creo Maca, que los valientes no somos los que hacemos nuestros sueños realidad, sino los que no se atreven a ello y pasan el resto de su vida sumidos en una rutina de horas, meses y años. Eso sí que es tener valor.

0 comentarios en “Cartas a Macarena I”

  1. Ayyy cómo nos dices eso un lunes por la mañana?!….No nos remuevas tanto la conciencia que al final nos vamos a levantar, dejarlo todo y dedicarnos a ser nosotros mismos, a llevar las riendas de nuestra vida, a buscar en nuestro interior para saber quiénes somos en realidad … No, no, no sigas … mejor cada uno en su lugar en el rebaño y esperar que el pastor nos diga lo que hay que hacer. Así es más seguro. Hay más orden. Así nos enseñaron. Y así debe ser. Tal vez seamos menos libres pero qué más da eso si a cambio tienes agua caliente, 3 comidas al día y algunos euros fijos cada mes para comprarte lo que te guste y pagar tu hipoteca? No, no, no estés dando malas ideas Rosalía. Felicidad? Bueno, eso es un concepto sobrevalorado. Déjalo así anda. Es mejor.

    1. Miquel! Leo tus palabras y me parece estar escuchándote.
      Sí, hay que remover consciencias aunque solo sea un poquito…
      No hay que dejarlo todo y dedicarse a vivir la vida, pero sí detenernos en las cosas que nos hacen vibrar, que nos dan la felicidad, y dedicarles tiempo. Eso es lo que nos deberían enseñar. Y no tanto «tener que» y «deber de». ¿Verdad? ¡Un fuerte abrazo!

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