Puede que hayamos dejado de querernos un poco a nosotros mismos. Creo que a veces comemos demasiado deprisa y sin constatar la procedencia y calidad de los alimentos. Con frecuencia descansamos menos de lo necesario. Aceptamos padecer estrés con una naturalidad y resignación que asustan. Trabajamos más de lo que deberíamos, muchas veces haciendo algo que nos disgusta y horada cada día. Cedemos nuestro tiempo a personas que nos lastran y nos deprimen internamente. Nos exigimos mucho y variado. Nos exigimos disfrutar plenamente de nuestro tiempo, de la vida. Nos exigimos la felicidad. Aunque lo cierto es que casi siempre tenemos prisa.
Creo que por ello he decidido rebelarme, plantarme y regalarme algo cada día. Dedicarme a mí (y sólo a mí) un pequeño espacio cada jornada. El suficiente para conocer cómo se encuentran mi salud mental y espiritual. Repasar el estado de mis músculos, tendones y articulaciones. Comprobar que no hay tensiones, que la energía fluye en mi interior y que son la paz y la harmonía quienes gobiernan mi yo interior. Y charlar entonces un rato conmigo mismo. Preguntarme cómo estoy, si me encuentro satisfecho con mis acciones, si estoy contento y pleno, si estoy llevando a cabo lo que necesito. Averiguar si soy realmente feliz. Y hacer entonces todo lo posible para que así sea, practicando la gratitud.
El otro día fue el atardecer sobre el río Cassamance. Salí a buscar a Rosalía y el sol, casi tocando ya el horizonte, había crecido hasta hacerse inmenso. Quizá por la tormenta de la tarde se había pintado de un rosa que tendía a la euforia. Ni siquiera los grandes cumulonimbos que aún restaban se atrevían a ensombrecerlo en su despedida. La paz era penetrante, como si la Naturaleza respetase calmada ese momento mágico. Creo que es así cada día, que plantas y animales cesan momentáneamente su actividad para despedir al sol en comunión.
Ayer fue el sutil contorno de Rosalía. Cinco minutos más de cama notando su piel acariciar la mía.
Hoy he cerrado los ojos y me he descalzado. Sin camiseta, podía ver literalmente cómo la brisa chocaba contra mi cuerpo sobrecalentado por el sol tropical. He sido consciente de mis poros y mi vello corporal, de cómo este se mecía, de cómo mis células bajaban su temperatura. Mi mandíbula se relajaba, dejando mi cara sin contracciones. He escuchado mi latido, el corazón que nunca me abandona. He puesto atención en mi respiración… Estaba conmigo mismo.

Y sólo entonces me he entregado al exterior, abriendo con fuerza todos mis chakras e intentando conectarme con la Naturaleza. La energía entraba y salía a chorros, y he tenido consciencia de la temperatura y la humedad del lugar, de aquellos aromas y sonidos que unos minuto antes no existían para mí. He sentido un flujo de placer recorrer suavemente mi espalda. Ha sido maravilloso.
Después he vuelto y me he citado para mañana. Puede que simplemente sea un baño, una comida nutritiva, una charla interesante, escribir, leer, un sillón cómodo, música, un paisaje, la mano de Rosalía, lavarme, cocinar, caminar o tumbarme. O incluso tal vez consista en no hacer nada. Todavía no puedo decírmelo, pues todos sabemos que los regalos son más emotivos cuando sorprenden.
Lo importante es que será un regalo hecho por mí y para mí. Un rato conmigo, queriéndome, cuidándome, respetándome, escuchándome y comprendiéndome. Aceptándome y perdonándome, por lo que hago y por lo que dejo pasar.
Estoy decidido a estar sano física y espiritualmente. Me he empeñado en que las cosas me vayan bien. A mí, a Rosalía, a los míos, a mi familia y amigos. Deseo el bien para todos los seres, y no creo que haya fuerza alguna que se digne a oponerse.

La vida se muestra sencilla y dulce cuando se la escucha, cuando nos escuchamos. Sin prisa. Cuando tomamos consciencia y sentimos. Cuando nos dejamos abrazar por la positividad y la pasión. Cuando ponemos la actitud y la energía adecuadas. Cuando c0nseguimos sonreír por dentro, desde el alma. Cuando por fin descubrimos que nos amamos a nosotros mismos.
“Ama, ama y ensancha el alma” (Manolo Chinato).
Me ha encantado Juancar…! Voy a copiarte . Os quiero mucho 💙💙
Precioso JuanCa! un beso para los dos!
Gracias Jose!! Un placer saber que estàs al otro lado…te echo de menos amigo!
Que bonito Juan Carlos, ojalá todos hiciéramos lo mismo,…en el mundo habría mucha más paz. Me ha encantado.
Que bueno.Hasta leerte me ha relajado.