Manos a la obra

Separación de 4x4 y célula.

Este viaje no sería el que es si Rocinante (nuestro 4×4) hubiera sido nuevo a estrenar, con su pintura perfecta, su electrónica y comodidades funcionando a pedir de boca, sin una tuerca que apretar o sin una sola junta o fuga que revisar… Comprado, pagado y listo para partir. No, eso no nos haría felices. Aunque a priori ideal, eso resultaría demasiado impersonal. Al contrario, aquí hay mucho (por no decir todo) que verificar y revisar. En definitiva, hay que conocerse mutuamente en profundidad. Y sólo así, cuando uno ha desnudado y visto las entrañas de su máquina, es cuando la «hace» suya de forma definitiva.

En cualquier caso, se trata de dar una vuelta al mundo… y en una vuelta al mundo, ¿cuántas veces habrá que intervenir como mecánicos improvisados? Con el taller más cercano a muchas decenas de kilómetros, sin cobertura telefónica ni grúas a las que pedir socorro, más valdrá contar con repuestos adecuados y los conocimientos suficientes como para sobrevivir al desastre. Además, dicen que un gran viaje llega a disfrutarse tanto o más durante su preparación que durante su desarrollo. Y lo cierto es que en la etapa previa la mente no deja de proyectarse, de imaginar detalles y situaciones, de ilusionarse…En definitiva, uno sueña constantemente y, ¿hay acaso algo más bonito que soñar?

Así, mientras recopilamos información sobre los visados y situación política de los distintos países a lo largo de nuestra ruta y vamos definiendo los proyectos solidarios en los que nos gustaría participar, estamos trabajando para que Rocinante quede de nuevo hecho un chaval, listo para la aventura. Para ello, la primera operación consiste en separar 4×4 y caravana. Operación relativamente sencilla, pero no exenta de tensión por los volúmenes y pesos manejados. Como muchas veces que uno se enfrenta a algo nuevo y desconocido…

Imponentes cuando están unidos, ambos elementos separados resultan inofensivos. Hasta se diría que pierden su sentido de ser…

Pero no vamos a echarnos flores. Nosotros trabajamos en mejoras y arreglos menores: algún corte y soldadura, pintura, retoques de electricidad o algún recambio básico.

Sin embargo, la labor importante se lleva a cabo en el taller de verdad. Ahí es donde se le cambiarán las piezas fundamentales y se le revisará de forma exhaustiva para que quede listo para la batalla. Nosotros hemos confiado para ello en la experiencia y conocimientos de «diesel utiel 2006«, donde trabajan a las mil maravillas con todo tipo de 4×4, pero sobre todo con Land Rover como el nuestro. Toni, Diego y Marisa: estamos en vuestras manos. Gracias a vuestra ayuda, nuestro Defender va a quedar increíble.

Una vez listo, el siguiente paso será revisar y mejorar la que será nuestra vivienda durante unos cuantos miles de kilómetros. Será entonces el momento de acomodar la concha del caracol.

Siguiendo nuestro rumbo. Con paso corto, pero firme y decidido.

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