Angola, 23 de octubre de 2017
Querida Maca,
¿Cómo va todo? ¿Te llegan mis cartas?
Hoy te escribo porque hace seis meses que salimos de casa. Parece increíble que sea verdad… Hace nada estaba ahí, escribiéndote la primera carta desde mi habitación y ahora estoy a más de 18.000km y con miles de experiencias vividas.
¿Sabes qué me ocurre? Que miro hacia atrás, a todo lo vivido y me parece como normal, sencillo. Como algo natural. A veces nos ponemos a hablar de ello Juancar y yo y es como si no hubiéramos conseguido nada especial, como si este viaje hubiera sido más fácil… Creo que la mente tiende a jugarnos una mala pasada y relativiza los momentos difíciles, para convertirlos en algo pasajero.
Pero nosotros sabemos que no lo es… Es cierto que no somos los únicos viajeros que se adentran en África Occidental y Central, para nada. Pero tampoco es el lugar del planeta más visitado… No todo el mundo está dispuesto a hacer lo que hemos hecho. No todo el mundo está preparado. ¡Ni tan siquiera nosotros lo estábamos! Nos metimos en África del mismo modo que dos imberbes se meten en una guerra: sin tener ni idea de lo que nos esperaba…
Maca, si nadie te prepara para la vida, aun menos te prepara para vivir seis meses en ruta, por sitios diferentes, en lugares desconocidos…
Nadie te prepara para la incertidumbre de no saber qué vas a encontrar, quién vas a conocer, qué vas a ver, qué vas a comer o dónde vas a dormir…
Nadie te prepara para África…
Nadie te prepara para conducir por carreteras rotas y destruidas, por caminos de piedras, polvo o barro, sabiendo que llevas tu casa a cuestas y esquivando motos, coches, furgonetas, camiones y autobuses que no entienden de seguridad vial…
Nadie te prepara para este clima, donde la humedad es asfixiante y el calor te aletarga…
Nadie te prepara para vivir 24 horas al día con otra persona en un espacio mínimo y en condiciones de constante cambio (por mucho que la quieras… )
Nadie te prepara para tener que protegerte de la malaria…
Nadie te prepara para avanzar a 20km/h, estirando al límite tu paciencia…
Nadie te prepara para oler a polvo, sudor y repelente 24 horas al día…
Nadie te prepara para cruzar pueblos, aldeas, poblados, ciudades y grandes urbes plagadas de tráfico, basura y maleantes…
Nadie te prepara para sentirte continuamente observado…
Nadie te prepara para lidiar con militares, policías, agentes de aduanas, gendarmes y toda suerte de agentes falsos, en fronteras y carreteras…
Nadie te prepara para el desierto, el Sahel o la selva tropical…
Nadie te prepara para ver la miseria y la pobreza más absoluta de frente, sin tapujos…
Nadie te prepara para comprar en mercados nauseabundos buscando la fruta y verdura más potable…
Nadie te prepara para tener que estar excusándote por ser blanco y tener dinero…
Nadie te prepara para escapar de controles policiales donde los agentes van completamente borrachos y sólo quieren más y más dinero para beber…
Nadie te prepara para regatear con cambistas en el mercado negro…
Nadie te prepara para bailar con la más fea, Maca.
Porque eso es lo que hemos hecho hasta ahora: bailar con la más fea, con el África más fea. Para todo ello te preparas tú sola, día a día, noche a noche, curva a curva.
Por eso no puedo relativizar todo lo que hemos conseguido… De hecho, siento que he crecido mucho, Maca. No me siento otra persona, pero sí una persona más llena, más completa… Es como si estuviera uniendo piezas de un puzzle imaginario, un puzzle que me permite entender el mundo y entenderme a mi misma cada vez más y mejor. Y la sensación es maravillosa.
Por eso no quiero que esto pare… Ahora es cuando más fuertes estamos. Quiero seguir viviendo cada día al máximo y seguir descubriendo el mundo con Juancar. Quiero seguir aprendiendo. Aunque ello suponga estar lejos de casa, de lo que más echo de menos…
Los próximos meses serán distintos, pero pienso vivirlos con la misma intensidad que he vivido los seis anteriores. Lo prometo.
Te quiero.